miércoles, 12 de noviembre de 2014

Cazador de ángeles

    Sabía que era difícil. Un año y medio de búsqueda sin  haber logrado ningún éxito me lo dejaban saber. Después de tanto esperar por ello, finalmente las encontré…
    No tenía ninguna técnica para atraparlas y tampoco ningún conocimiento al respecto, sólo escuché hablar a un sujeto una noche en una taberna; llevaba una barba pronunciada y parecía expresar cierta demencia en su actitud. Quedé tan fascinado al respecto que lo absorbido esa noche me basto para emprender mi propia búsqueda, tal vez sería por eso que se me hacía tan intrincado encontrarlas… ¡Entraba por los callejones de la ciudad y comenzaba acechante! Siempre merodeando en cada rincón que encontraba atractivo para esconderse si uno fuera un ángel, nunca imaginé que dando la vuelta los vería claramente.
    Soy cazador de ángeles y ésta es mi historia de cómo los encontré.

    Días atrás descubrí el primero mientras lo buscaba entre las penumbras. Era como si siempre hubieran estado detrás de mí. Me percaté por un brillo, una pequeña luz brillante con una peculiar  movilidad que me hizo girar la cabeza hacia atrás.
    -¡Eureka!
    Dije motivado por mi gran hallazgo, y un poco sorprendido claro está. Entonces, tomé la red que utilizo para atraparlos y eso hice.
    Apreciaba su belleza al momento de sacarlo de la red para, luego dejarlo dentro de la jaula y supe que había más, vi a cinco que volaban a la distancia esparcidos a mí alrededor. Los atrapé todos. Revisé para ver si encontraba más y en efecto, debajo de un caucho medio tumbado contra la pared estaba el séptimo ángel que parecía estar atrapado con una hilera de nailon que alguien desechó.
    Al ver que no había más me fui a mi casa rodante.

    Tenía siete ángeles dentro de mi súper jaula que yo mismo construí. Esta permaneció vacía durante un año y medio basado en una racha desoladora. Siempre llegaba, y el bolso que llevo conmigo para trasladarme con los artefactos necesarios para mi trabajo, terminaba sobre esta sin más que esperar por otro día.
    Miraba detalladamente a éstas pequeñitas y me daba cuenta de sus rasgos femeninos, diría que todas son femeninas; no más grande que el dedo índice de mi mano, alas como las de una mariposa que exceden en tamaño a su masa corporal, vuelan como las mismas…
    Como era la primera vez que tenía ángeles en frente mío me aventuré una pregunta para saber si hablaban.
   -¡He!... ¿hablan? -preguntándome a la vez si fue apropiado.
    Me sorprendí al ver como una de ellas inclinaba un poco la cabeza para responderme de manera turbada.
    -¡Si!
    ¡Bien!, tenía siete ángeles del tamaño del dedo índice de mi mano y respondieron a una pregunta que les hice. Tenía que saber si podían entablar una conversación con migo.
    -Ustedes ¿lo único que hacen es volar?
    Cinco de ellas respondieron que si casi al mismo tiempo.
    -De hecho viven en una comunidad ¿cierto? –ya no parecía estar sorprendido-. Si están vestidas es porque ustedes mismas cosen sus ropas… -pensé unos instantes- ¿Tienen tiendas de moda o algo?
    -¡Somos nómadas! –Respondió la del vestido azul.
    Me quedé perplejo.
    Después de un par de minutos volví con las preguntas.
    -Bueno, si son seres vivos, respondieron a las preguntas que les he hecho y visten ropa -“que eso sería común en lo que llamamos vida inteligente”- tienen que tener una edad ¿cierto? -Las miraba fijamente-. ¿Qué edad tienen?...
    Quien contesto fue la del vestido azul, parecía ser la más entusiasta ante la conversación con un humano porque era la que estaba más cerca.
    Señalaba a la que se encontraba a su lado, que era la más pequeña, y decía ¡ella tiene cinco! Entonces, se volvía hacia atrás y señalaba a las demás una por una ¡la alta tiene nueve, la cachetona tiene seis, la de los moños tiene ocho, estas dos son gemelas y tienen siete, y yo tengo ocho también!
    Era sorprendente escucharlas, hablamos durante horas. Sentía la necesidad de saber más. Que comen, como lo consiguen… Les pregunté si podían parir. Me respondieron que no, que sólo son ángeles. Los ángeles se reproducen de capullos celestiales que un arcángel, desconocido incluso por ellas mismas, crea para que cuando estén formadas sean enviadas a la tierra a cumplir una misión, y es así como nacen.
    Les pregunté si había ángeles masculinos y me dijeron que sí, pero que ellos siempre están en el cielo con el arcángel desconocido y este no los manda a bajar a la tierra porque el trabajo de los ángeles en la tierra sólo podían llevarlo a cabo los ángeles femeninos, así que los masculinos se quedaban en el cielo para ayudar con los quehaceres.
    Ya habíamos hablado durante dos horas seguidas y yo preguntando y ellas respondiendo, pero claro, no todo era respuestas, ellas también me preguntaban cosas que yo les respondía, cosas como qué era eso que llevaba en la muñeca o esa otra cosa brillante que colgaba de mi cuello. En lo que cabía a la razón, para ellas, sólo se trataba de cualquier cosa que teníamos los humanos descubierto en esa parte y que debía ser cubierta, ellas no saben lo que es un adorno ni nada por el estilo, por lo tanto me era complicado explicarles qué era un reloj o una cadena de oro y para que servían. De ese modo nos nutríamos mutuamente.
    No se fastidian hablando con los humanos, más bien les fascina hacerles saber a todos lo que son y por lo que vi son seres hermosos que no juzgan a quien tiene la oportunidad de conocer su pequeño universo.

    Ya estaba por amanecer, así que tenía que liberar a estas pequeñas voladoras o algo malo me sucedería. La leyenda dice que si se mantiene en cautiverio por más de tres días a cualquiera de estos ángeles le cae a uno como especie de una maldición, porque le estás quitando la libertad a algo que vuela mucho y así no se puede vivir.
    Tenía que despedirme. Mientras lo hacía tome la súper jaula y la acerqué a la puerta de mi casa rodante. Era fácil porque cuando la construí la hice con ruedas por si tenía que desplazarla de lugar. Abrí la pequeña puerta para que salieran y así se fueron.


    Hoy es jueves. Ya son casi las diez de la noche y tengo que volver a la ciudad para ver si puedo capturar más de estas cositas voladoras.

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