Pasábamos los días soñando. Sabido era eso que sentía por dentro cada
vez que apretaba contra mi pecho las sabanas que noche tras noche palpaban mi
respiración y todo eso a sabiendas de que era injusto que solo tenía derecho de
darle amor a un trozo de tela. La pasé bien entonces… mientras miraba el tiempo
escaparse de mis manos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario